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lunes, 28 de marzo de 2011

Cultura y Arte


El gobierno de Felipe II, coincide con la etapa conocida como Renacimiento. 
Aunque el cambio ideológico no es tan extremo como en otros países; no se rompe abruptamente con la tradición medieval, no desaparece la literatura religiosa, y será en el Renacimiento cuando surjan autores ascéticos y místicos; por ello se habla de un Renacimiento español más original y variado que en el resto de Europa.
La literatura religiosa está encabezada por escritores como: Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, fray Luis de Granada, San Juan de Ávila y fray Juan de los Ángeles.
Miguel de Cervantes empieza a escribir sus primeras obras.
La poesía renacentista de este se dividió en dos escuelas: la Salmantina (Fray Luis de León) y la Sevillana (Fernando de Herrera).
En el teatro destaca la figura de Lope de Vega, que aún acaparará más importancia en el reinado de Felipe III, al igual que Miguel de Cervantes.
Entre los pintores más famosos destacan El Greco, Tiziano, Antonio Moro o Brueghel el Viejo. Alonso Sánchez Coello fue el pintor de cámara de Felipe II.


Real Monasterio de El Escorial (Madrid).
Es el apogeo de los arquitectos españoles, entre los que destacan Juan de Herrera, Juanelo Turriano, Francisco de Mora o Juan Bautista de Toledo, que tiene como resultado la aparición de un nuevo estilo, que se caracteriza por el predominio de los elementos constructivos, la ausencia decorativa, las líneas rectas y los volúmenes cúbicos. Este estilo sería bautizado posteriormente como estilo herreriano. Construyeron edificios religiosos y mortuorios como el Monasterio del Escorial o la Catedral de Valladolid; civiles o administrativos como la Casa de la Panadería, o militares como la Ciudadela de Pamplona.
De hecho, a esta época, en la que existen escritores y dramaturgos de gran talla, y acaban de nacer los que destacarán bajo el gobierno de Felipe III, se le conoce como el Siglo de Oro o el apogeo de la cultura española.

Biografia:

Rey de España y Portugal (Valladolid, 1527 - El Escorial, 1598). Era hijo de Carlos I y de Isabel de Portugal. Durante el reinado de su padre había asumido en varias ocasiones las funciones de gobierno -bajo la tutela de un Consejo de Regencia-, por ausencia del emperador, absorbido por los conflictos de los Países Bajos (1539) y Alemania (1543). En 1554 Carlos I abdicó en él Nápoles y Milán, al tiempo que la boda con María Tudor le convertía en rey consorte de Inglaterra; las abdicaciones del emperador se completaron con la entrega a Felipe de los Países Bajos, Sicilia (1555), Castilla y Aragón (1556). Austria y el Imperio fueron entregados al tío de Felipe, Fernando, quedando separadas las ramas alemana y española de la Casa de Habsburgo.